DON RAFAEL ORBEGOSO: UN AMIGO DE PAPÁ
Conocí a don Rafael Orbegoso recién cuando vinimos a vivir a San Andrés. Años atrás, había escuchado su nombre en la casa de las señoritas Machiavello quienes comentaban que era el administrador de “La Capilla”, un anexo de Facalá, donde quedaba la chacra de dichas señoritas.
Don Rafael tenía un hijo que vivía en San Andrés, en una casa ubicada en diagonal a la nuestra. Un día escuché una voz eufórica y llena de afecto que llamaba a papá: era don Rafael. Yo nunca había escuchado a mi papá mencionar su nombre, por eso al interrogarlo me contó lo siguiente:
Cuando papá era casi un niño, llegó a vivir a Puerto Chicama. Allí aprendió muchas cosas relacionadas con el mar, entre otras, a nadar muy bien y sobre todo a conocer el mar de Malabrigo. Allí estableció contacto con don Rafael que era mayor que papá, e hicieron muy buena amistad. Un día, cuando don Rafael ya era un jovencito, se fueron a pescar a "La Barca", una zona de Malabrigo donde hay muchas rocas visibles e invisibles. Precisamente esta zona fue la escogida para lanzar sus anzuelos y posteriormente darse algunos chapuzones. En determinado momento don Rafael subió a una roca y se lanzó al fondo, como pasaba el tiempo y no salía, papá se tiró al agua y empezó a buscarlo. Como había sospechado, don Rafael se había golpeado la cabeza y estaba desmayado. Papá lo sacó del agua y con ayuda de unos pescadores le dieron los primeros auxilios y luego lo llevaron a la población donde lo atendieron.
Don Rafael nunca olvidó esta acción de papá y le pagó con una entrañable amistad, llena de cálido afecto. Mientras vivió, cada vez que visitaba la casa de su hijo, pasaba a saludar a papá y ambos gozaban recordando viejos tiempos. Un día me dijo que si estaba vivo era gracias a nuestro padre.
Esto nos demuestra que papá desde muy corta edad fue una persona centrada y responsable, siendo la solidaridad con los demás una virtud que cultivó toda su vida.
María