EL PERCHERO
Llegó a casa el año 1970 y lo ubicaron en un rincón del pasadizo que va a los dormitorios, cerca de la puerta del baño. Hasta hoy permanece allí, silencioso, siempre erguido, con sus brazos de madera oscura, abiertos con mucha compostura, contemplando pacientemente las evoluciones diarias de la familia y del tiempo.
A lo largo de su existencia ha acogido sobre sus brazos variedad de sombreros, siguiendo pasivamente el paso de la moda a través de más o menos 140 años. Antes exhibía sombreros, bastones y tal vez sombrillas o paraguas porque su estructura ha sido hecha para todos estos objetos. Ahora, ya no se usan sombreros, pero sí viseras coloridas, las cuales él pacientemente y con la dignidad que le dan sus años sostiene ordenadamente.
Sin lugar a dudas, su etapa gloriosa, fue la época en que surgió en Trujillo el Grupo Norte. El perchero fue testigo de muchas de sus reuniones y tertulias y tuvo el privilegio de recibir los sombreros de César Vallejo, Antenor Orrego, Alcides Espelucin, Federico Esquerre, Víctor Raúl Haya de la Torre, la boina de don José Eulogio Garrido y otros personajes notables que integraron el famoso grupo.
El perchero estuvo ubicado inicialmente en la casa de don Federico Esquerre, hermano de la madrina Elena Esquerre y por circunstancias del destino, vino a parar a nuestra casa el año 1970, como obsequio de la madrina Elena cuando se mudaron del jirón Orbegoso a una casa más pequeña.
En determinado momento lo cortamos en dos, para usarlo como portamacetas, pero pasado un corto tiempo recapacitamos que no merecía tener ese fin y que debía recuperar su uso inicial y volvió a ser el perchero de siempre.
A pesar de que fue construido de una madera no muy dura y presenta cierta fragilidad, creo que con el debido cuidado podrá permanecer en funciones por muchos años más.
Esta es la historia del viejo y casi anónimo perchero que tenemos en casa. A partir de hoy recordemos que su pasado fue interesante, él vio discurrir por la sala de la familia Esquerre no sólo a dignas y virtuosas matronas, sino también a cultos y distinguidos caballeros.
María Carranza Vásquez